El árbol protector.
Una ladera de tinto fino en el pueblo de Mambrilla, a poca distancia de la bodega. Las vistas abiertas al Duero, el viento agitando el ramaje airoso del gran nogal que guarda la viña. El lugar tiene don. Sus suelos de arena y piedra, la sensación de armonía, un microclima particular: todo parece ensalzar el talento del entorno.
Vinificamos las sugestivas uvas de esta parcela para elaborar un vino de un encanto sin fin. Arrollador, poderoso, exquisito. De una fuerza que vivifica. (0.7L)